Nunca observamos por mucho tiempo. Cuando, sin que haya sentido alguno del observador, observamos con
gran paciencia a esos pájaros, esas gotitas en las hojas temblorosas, las abejas y las flores y la larga fila de hormigas, entonces el tiempo cesa, el tiempo se detiene. Uno no se toma tiempo para observar o para tener la paciencia de observar. A través de la observación aprendemos una gran cantidad de cosas observando a las personas, el modo en que caminan, sus conversaciones, sus gestos. Podemos verlas a través de su vanidad o de la negligencia hacia sus propios cuerpos. Son indiferentes, son insensibles.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .