Si el hombre exige rendición por tu parte, no te ama. No te enredes en
semejante aventura tan poco amorosa. Te odia; de lo contrario, ¿por qué iba a exigirte que te rindas? Quiere poseerte, quiere reducirte a una cosa. Quiere usarte, aprovecharse de ti. Te considera solo un cuerpo, un mecanismo. No te respeta como persona, como una presencia. Esto es humillante, esto no es amor. Evítalo. Pero la rendición, la entrega, sucede cuando hay amor. Y nadie la exige, y nadie se rinde al otro: ni el hombre a la mujer ni la mujer al hombre. Ambos se rinden al dios del amor. Ambos se entregan a esta nueva apertura de su ser. Y cuando ambos se rinden al amor, hay belleza y hay libertad. No quedas reducido a un esclavo. De hecho, solo en el amor alcanzas dignidad, solo en el amor alcanzas tu grandeza, solo en el amor emites tu esplendor. Ésta es la indicación del amor verdadero: que te vuelves más de lo que eras antes, no menos, y eres más libre que nunca.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .