De la misma manera, cuando amamos y hay sexo, el pensamiento da continuidad al placer
a través de la imagen de lo que se ha experimentado y de lo que ha de repetirse mañana. En esta repetición hay un placer que no es belleza. La belleza, la ternura y el sentido total del amor no excluyen el sexo. Pero en estos días cuando todo es permitido, parece que el mundo ha descubierto de pronto el sexo, y éste se ha vuelto extraordinariamente importante. Probablemente ése es el único escape y la única libertad que el hombre tiene ahora; en todo lo demás es atropellado, amedrentado, profanado intelectual y emocionalmente; y en toda forma es un esclavo, está destruido, y se siente libre sólo durante la experiencia sexual. En esa libertad disfruta de cierto deleite y quiere repetirlo. Al ver todo esto, ¿dónde está el amor? Sólo una mente y un corazón plenos de amor pueden percibir el movimiento total de la vida. Entonces, cualquier cosa que haga, un hombre que posee ese amor es moral, bueno, y lo que hace es bello. ¿Y cómo interviene el orden en todo esto, sabiendo como sabemos que nuestra vida es tan confusa y tan desordenada? Todos queremos orden, no sólo en la casa, teniendo las cosas en el lugar adecuado, sino que también deseamos orden en lo externo, en la sociedad, donde existe tan inmensa injusticia social. Asimismo deseamos orden interno; y debe haber orden, orden profundo, matemático. ¿Y es éste un orden que pueda ser producido conforme a un patrón que consideramos ordenador? Entonces estaríamos comparando el patrón con el hecho y habría conflicto. ¿No es desorden este mismo conflicto? Por lo tanto, no es virtud. Cuando una mente lucha por ser virtuosa, moral, ética, genera resistencia, y en ese mismo conflicto hay desorden. De manera que la virtud es la propia esencia del orden, aun cuando no nos guste utilizar esta palabra en el mundo moderno. Esa virtud no nace del conflicto del pensamiento, sino que surge sólo cuando vemos el desorden críticamente con una inteligencia despierta y comprendiéndonos a nosotros mismos. Entonces hay orden completo en su más alta expresión, lo cual es virtud. Y eso es posible sólo cuando hay amor.
Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .