Era una región hermosa, abierta, llana, que se extendía hacia el horizonte. Los

árboles especialmente tamarindos, mangos- eran muy viejos, y en las tardes, justo cuando el sol se ponía, parecía caer sobre la tierra una sensación extraordinaria de paz, una bendición que jamás puede encontrarse en ningún templo o iglesia.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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