Vive entre las formas de sus mutiladas víctimas, gimientes, trémulas, aullantes, vivificadas no por las
almas de los mismos animales, sino por la vida elemental estremecida de odio contra el sacrificador. Este mismo, con regularidad automática, repite sus nefastos experimentos, consciente de su horror, imperiosamente lanzado a infligir de nuevo el tormento por la costumbre contraída en su vida terrestre.
Annie Besant . La sabiduría antigua .