Por espíritu fraternal, la debilidad da derecho a la asistencia, a la protección cariñosa, no

pudiendo jamás servir de pretexto para la opresión. Precisamente por haber llegado a tan excelso nivel, manifestaron siempre los fundadores de las grandes religiones su dulcísima ternura, su desbordante compasión hacia la humanidad, proveyendo así a las miserias físicas como las aflicciones morales, según las necesidades de cada cual. La conciencia de esta unidad interna, la percepción del Yo Único que reside igualmente en todos, tal es la única base cierta de la fraternidad. Otra cualquiera es deleznable y caduca.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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