Tal vez nos damos cuenta de todo esto, pero al descuidar esta percepción, seguimos del

mismo modo día tras día durante todos los días de nuestra vida. Esta dualidad no es sólo verbal sino que implica una división más profunda: la del pensador y el pensamiento, la del pensador separado de sí mismo. El pensador es creado por el pensamiento, el pensador es el pasado, el pensador es conocimiento, y el pensar también ha nacido del conocimiento. De hecho, no existe tal división entre el pensador y el pensamiento, son una unidad inseparable; pero el pensamiento juega una ingeniosa treta consigo mismo, se divide a sí mismo. Quizás esta constante división de sí mismo, la propia fragmentación del pensamiento, es la causa del desorden. El sólo ver, el sólo comprender la verdad de esto que el percibidos es lo percibido- pone fin al desorden.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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