Segundo, la vida que no esté bien integrada ni ejerza todas las funciones de su

naturaleza (animal, humana y divina, y el hombre es esas tres cosas en un solo cuerpo) es frustrada, inhibida y anormal. Es verdad que no todos pueden contraer matrimonio en estos tiempos, pero eso no niega la realidad más grande de que Dios creó al hombre para unirse en matrimonio. No todos están en una posición que les permita vivir vidas normales y plenas, consecuencia también de la actual y anormal situación económica, pero ello no niega de manera alguna que las condiciones son anormales. Es igualmente falso, anormal e indeseable decir que el celibato forzado indica una profunda espiritualidad y es parte necesaria de todo entrenamiento esotérico y espiritual. No hay mejor escuela de entrenamiento para un discípulo o un iniciado. que la vida de familia, con sus relaciones obligatorias, la facilidad que otorga el ajustarse y adaptarse, el servicio y los sacrificios que demanda y las oportunidades que ofrece para expresar plenamente todas las facetas de la naturaleza del hombre. El mayor servicio que puede prestarse a la raza es proporcionar cuerpos a las almas que encarnan, atenderlas y educarlas dentro de los límites del hogar. Pero la cuestión y el problema de la vida familiar y el engendrar hijos ha sido desfigurado y mal interpretado; pasará mucho tiempo antes de que el matrimonio y los hijos asuman su correcto lugar sagrado, y más tiempo aún pasará antes de que desaparezcan el dolor y el sufrimiento, debido a nuestros errores y abusos en las relaciones sexuales; la belleza y la consagración del matrimonio y la manifestación de las almas en la forma reemplazarán al actual conjunto de ideas erróneas.

Alice A. Bailey . El Sexo .

Índice