El mismo ha forjado las cadenas que le sujetan, y puede limarlas hasta romperlas o
remacharlas más fuertemente. El mismo ha construido también la casa que habita, y puede a su antojo embellecerla, derruirla o reedificarla. Sin cesar trabajamos en la plática arcilla que podemos modelar a nuestro gusto; pero la arcilla se endurece y llega a ser como el hierro, conservando la forma que le hemos dado. Un proverbio del Hitopadesa dice: “Mirad: la arcilla se ha endurecido como hierro; Pero el alfarero moldea la arcilla. El destino es Hoy el dueño. El hombre lo fue ayer.”.
Annie Besant . La sabiduría antigua .