Lo repito: este último cuadro sería demasiado lamentable y demasiado desesperante para los que no
tuviesen todavía los ojos, la edad y la fuerza del hombre nuevo, y no podrían considerar, sin peligro, las horribles prostituciones a que han estado expuestos los frutos del árbol de la vida, por la iniquidad de los mortales; pero el hombre nuevo se dedica especialmente a la expiación y la abolición de estas prostituciones: Por eso es por lo que no puede tener ni un solo momento de descanso, ya que el enemigo no sólo se defiende en todo momento, por miedo a volver a los abismos, sino que, por el contrario, siempre que puede, procura que le abran la puerta superior del corazón del hombre, para multiplicar cada vez más las abominaciones que acaban inundando la tierra, lo mismo que la inundaron antes del diluvio.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .