Ahora, pues, ese cuerpo que ellos mismos construyeron, se convierte en prisión de su alma

y ha de caer arruinado antes de que logre evadirse de él. ¿El borracho no tiene forzosamente que vivir aquí abajo, en su repugnante cuerpo físico, abrazado por el alcohol? Pues la misma ley le obligará vivir en Kamaloka, en su cuerpo astral no menos repugnante.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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