Lloremos de vergüenza y de humillación por encontrarnos tan lejos de nuestra patria, por vernos

continuamente oprimidos y rasgados por el cilicio de la iniquidad La sangre fluye por todos nuestros poros y, por si el dolor no es lo suficientemente fuerte, hurgamos en las heridas de otros y todos resul tamos los verdugos de los demás Amigos, amigos, dejemos de sacrificarnos unos a otros y esforcémonos cada uno para que del alma de nuestros herma nos salgan victimas puras que puedan ser presentadas en el altar de los holo caustos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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