Sí, cuando eres sensual, Dios está disponible; todos los misterios están cerca, porque ésa es
la única manera de conocer lo misterioso. La sensualidad significa que estás abierto, que tus puertas están abiertas, que estás listo para latir con la existencia. Si empieza a cantar un pájaro, la persona sensual siente inmediatamente la canción resonando en el núcleo más profundo de su ser. La persona que no es sensual no la oye en absoluto, o quizá es tan solo un ruido en alguna parte. No penetra en su corazón. Un cuco empieza a cantar su llamada: una persona sensual empieza a sentir que el cuco no está llamando desde algún lejano huerto de mangos, sino desde lo profundo de su propia alma. Se convierte en su propia llamada, se convierte en su propio anhelo de lo divino, su propio anhelo por la persona amada. En ese momento, el observador y lo observado son uno. Al ver florecer una flor hermosa, la persona sensual florece con ella, se vuelve una flor con ella. La persona sensual es líquida, fluida, fluente. Con cada experiencia, se vuelve la experiencia. Al ver una puesta de sol, es una puesta de sol. Al ver la noche, la noche oscura, oscuridad silenciosa y hermosa, se convierte en la oscuridad. Por la mañana se convierte en la luz. Es todo lo que es la vida. Saborea la vida desde todas las esquinas y rincones, por eso se enriquece. Ésta es la verdadera riqueza. Al escuchar música es música, al escuchar el sonido del agua se convierte en ese sonido. Y cuando pasa el viento por una espesura de bambúes, y los bambúes crujen, y él no está lejos de ellos: está entre ellos, uno de ellos..., es un bambú.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .