Sí, el corazón del hombre es un fuego en el que se precipitan y acumulan
todas las palabras divinas y están en una fermentación continua. Esta fermentación de las palabras divinas en el hombre es la que, por su reacción mutua, produce el movimiento espiritual de nuestra alma y la protege del estado de muerte y estancamiento. Cualquiera que no haya sentido físicamente esta fermentación interior no puede tener todavía la mínima idea del origen del hombre ni, por consiguiente, de su renacimiento o del hombre nuevo, porque esta fermentación es el principio exclusivo y necesario para hacer que recuperemos la forma que hemos perdido y. si no tenemos la sensación viva y física de este principio, ¿cómo vamos a tener la sensación de los efectos que debe tener y de las obras que deberíamos producir, o sea, cómo podríamos cumplir nuestro destino?.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .