Nada hay tan admirable en el mundo como vivir con grandes hombres, con grandes ideas,

con hombres que por sí mismo sean los principios y no tan sólo la externa cáscara de alguna realidad. Quien no ha gustado de la felicidad, quien no ha sufrido, quien no ha pasado por muchas experiencias, no puede ser compañero de grandes hombres ni aun de grandes pecadores, porque no son capaces de ayudar ni pueden difundir ni gozar de duradera felicidad. No puede conocer la diferencia entre lo hermoso y refinado, y lo grosero y vulgar, por lo que no tienen valor sus juicios, pues no es creador ni destructor, sino que va empujando por los caprichos y fantasías del mundo de la mediocridad.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

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