Puesto que acabamos de tomar un término al lenguaje de la Tradición islámica, añadiremos esto:
nadie se atrevería ciertamente a contestar que el islamismo, en cuanto a su lado religioso o exotérico, sea por lo menos tan «creacionista» como puede serlo el cristianismo mismo; sin embargo, eso no impide de ningún modo que, en su aspecto esotérico, haya un cierto nivel a partir del cual la idea de creación desaparece. Es así que hay un aforismo según el cual «el Çûfî (debe prestarse atención a que no se trata aquí del simple mutaçawwuf) no es creado» (Eç-Çûfî lam yukhlaq); eso equivale a decir que su estado está más allá de la condición de «criatura», y, en efecto, en tanto que ha realizado la «Identidad Suprema», y pues en tanto que está actualmente identificado al Principio o a lo Increado, no puede necesariamente ser él mismo más que increado. Ahí, el punto de vista religioso no es menos rebasado necesariamente, para hacer lugar al punto de vista metafísico puro; pero si el uno y el otro pueden así coexistir en la misma Tradición, cada uno en el rango que le conviene y en el dominio que le pertenece en propiedad, eso prueba muy evidentemente que los mismos no se oponen o no se contradicen de ninguna manera.
Ariza Francisco . Apercepciones sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo .