¿Por qué yo o usted somos insensibles al sufrimiento del hombre? ¿Por qué nuestra indiferencia

ante el coolie que transporta una carga pesada, ante la mujer que lleva un bebé? ¿Por qué somos tan duros? Para comprender eso, tenemos que comprender por qué nos embota el sufrimiento. No hay duda, es el sufrimiento el que nos torna insensibles, debido a que río comprendemos el sufrimiento, nos tornamos indiferentes a él. Sí comprendo el sufrimiento, entonces me vuelvo sensible al sufrimiento, estoy despierto a todas las cosas, no sólo a mí mismo, sino a la gente que me rodea, a mi esposa, a mis hijos, a un animal, a un mendigo. Pero nosotros no queremos comprender el sufrimiento y, al escapar del sufrimiento, nos embotamos; por consiguiente, nos volvemos insensibles. Señor, el problema es que el sufrimiento, cuando no es comprendido, entorpece la mente y el corazón; y nosotros no comprendemos el sufrimiento, porque deseamos escapar de él, por medio del gurú, de un salvador, de mantrams, de la reencarnación, de las ideas, de la bebida y de toda clase de aficiones; cualquier cosa para escapar de lo que es [... ]. Ahora bien, la comprensión del sufrimiento no radica en descubrir su causa. Cualquier persona puede conocer la causa de su sufrimiento: su propia irreflexión, su estupidez, su estrechez mental, su brutalidad y demás. Pero si presto atención al sufrimiento mismo sin desear una respuesta, ¿qué ocurre? Entonces, como no estoy escapando, comienzo a comprender el sufrimiento; mi mente, vigilante, alerta, intensa, se ha vuelto sensible; y siendo sensible, me doy cuenta del sufrimiento de otras personas.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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