Un día, Hassan de Busra, Malik, hijo de Dinar, y Sakik de Bulk fueron a

ver a Rabiya el-Adawiya cuando ésta estaba enferma. Rabiya es una de las grandes mujeres místicas del mundo, y estos tres santos fueron a verla porque estaba enferma. Hassan dijo: «Nadie es sincero en su afirmación del amor de Dios a menos que sobrelleve con paciencia los golpes de su Señor.» Rabiya dijo: «Esto huele a egoísmo.» Sakik dijo: «Nadie es sincero en su afirmación a menos que dé gracias por los golpes de su Señor.» Rabiya dijo: «Esto aún hay que mejorarlo. Aún hay ahí algo de egoísmo.» Malik, hijo de Dinar, dijo: «Nadie es sincero en su afirmación a menos que se deleite en los golpes de su Señor.» Rabiya dijo: «Bien, pero todavía hay que mejorarlo. Aún se esconde ahí como una sombra un ego muy sutil.» Entonces todos ellos dijeron: «Por favor, habla. Dilo tú misma.» Ella dijo: «Nadie es sincero en su afirmación a menos que olvide los golpes al contemplar a su Señor.».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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