¡Ay! ¡Los hombres solo se conmueven ante la muerte, en vez de hacerlo ante la
vida! ¿Cuales eran los designios de la justicia, cuando, después de su crimen, los ha precipitado al abismo terrestre en que vivimos y los ha puesto a unos junto a otros? Era para que aprovechasen mutuamente testimonios de su perdición y signos de su miseria Era para que tuviesen continuamente ante sus ojos el triste cuadro del horror al que los había reducido el pecado Era para que cada uno de ellos al ver a su hermano en las tinieblas, en la inquietud, en la tribulación, en los sufrimientos y bajo el dominio de la muerte física y moral, se enterneciese y diese un giro sobre si mismo y, reconociendo humildemente los derechos de la justicia al verlos aplicar con tanta constancia y severidad, tratase de calmar su enojo y suavizar su rigor, con sus lagrimas y su penitencia.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .