Entre los de esta clase se elige a los que están destinados a administrar las

santificaciones del Señor. Es de lo alto de donde descienden físicamente sobre ellos las influencias purificantes y fortificantes que en su mano se convierten en un cayado firme, más fuerte que la maza de los héroes de la fábula, más alto que el más alto de los cedros del Líbano y con el que pueden franquear sin peligro toda la inmensidad de los mares.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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