Aquí está uno sentado sobre esta roca, con el cielo azul asombrosamente azul- y el

aire purísimo, incontaminado. Muy lejos, al otro lado de esta cadena de montañas, está el desierto. Pueden verse millas y millas de desierto. Es realmente una percepción intemporal de ‘lo que es’. Solamente esa percepción puede decir que aquello es. Uno permaneció sentado ahí observando durante lo que parecieron muchos días, muchos años, muchos siglos. A medida que el sol bajaba hacia el mar, uno fue abriéndose paso en descenso hacia el valle, y todo alrededor estaba iluminado, esa brizna de hierba, ese sumac [un arbusto silvestre], el altísimo eucalipto y la tierra floreciente. Tomó tanto tiempo descender como el que había tomado el ascenso. Pero aquello que es intemporal no puede ser medido por las palabras. Y ‘meditación’ es sólo una palabra. Las raíces del cielo se hallan en el profundo y perdurable silencio.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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