Como arriba es abajo: el hombre es una miniatura del Macrocosmos. Todos los factores que
integran el Universo Manifestado están presentes en la naturaleza del ser humano. De ahí que, en su perfección, se diga que es superior a los ángeles. Sin embargo, actualmente, los ángeles están completamente evolucionados, mientras que el ser humano no lo está. Y es así como se encuentra en una situación muy inferior a la de los ángeles, de la misma manera que un niño de tres años está menos desarrollado que un perrito de tres años. Hasta ahora, hemos considerado el Arbol de la Vida como un epítome del Macrocosmo, el Universo, de manera que, utilizando sus símbolos adecuadamente, podríamos ponernos en contacto con las diferentes esferas de la Naturaleza objetiva. Ahora consideraremos su relación con la esfera subjetiva de la naturaleza individual. Las correspondencias aceptadas dadas por Crowley quien, desgraciadamente, no dice nunca de qué autoridad proceden, de manera que no se puede saber cuándo emplea el sistema MacGregor Mathers y cuándo el propio están basadas parcialmente en las atribuciones astrológicas de los planetas asignados a los distintos Sephiroth, y, parcialmente, sobre un esquema sucinto de la forma humana de pie, dando la espalda al Arbol. Esto es demasiado crudo para nuestros fines, y probablemente representa la labor de las últimas generaciones de escribas. Durante la Edad Media, la Cábala fue redescubierta por los filósofos europeos, quienes le injertaron el simbolismo alquímico y el astrológico. Además, los rabbis mismos usaban un sistema extremadamente detallado de metáforas anatómicas, discutiendo en detalle el significado de cada cabello de la cabeza de Dios, y hasta de las partes más íntimas de Su anatomía. Esas referencias, aplicándoselas al cuerpo humano, no pueden tomarse literalmente.
Dion Fortune . La Cabala Mistica .