Sangre del hombre, profetiza contra su injusticia y contra su crimen; pro- fetiza que tú

eres la carga de su iniquidad. Está pagando con usura sus prime- ras desviaciones, desde que la sangre se convirtió en su vestidura. Se le había dado esta sangre para que ahogase en ella a todos los subditos del faraón, después de pasar él a píe enjuto, como Israel por el mar Rojo; pero, en vez de separarse todos los días de esta vestidura que lo deshonra, no deja de ponerse nuevas señales de infamias que pueden acabar de convertir al hombre en un objeto de oprobio.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice