Eso que llamamos nuestro amor es una cosa de la mente. Mírense a sí mismos,
señores y señoras, y verán que lo que estoy diciendo es, evidentemente, verdadero; de otro modo, nuestras vidas, nuestros matrimonios, nuestras relaciones, serian por completo diferentes, tendríamos una sociedad nueva. Nos ligamos a otra persona, no por obra de una comunión verdadera, sino mediante un contrato al que llamamos amor, casamiento. El amor no fusiona, no amolda a dos personas; no es personal ni impersonal, es un estado del ser. Aquel que desea fusionarse con algo más grande, unirse con otro ser humano, está eludiendo la desdicha, la confusión; pero la mente sigue funcionando en la separación, la cual es desintegración. El amor no conoce ni la fusión ni la dispersión, no es personal ni impersonal; es un estado del ser que la mente no puede buscar y encontrar; puede describirlo, adjudicarle un vocablo, un nombre, pero la palabra, la descripción, no es amor. Sólo la mente quieta y silenciosa conocerá el amor, y ese estado de quietud y silencio no es cosa que pueda cultivarse.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .