Vas a la iglesia, lees la Biblia o el Gita, entonas cánticos, rezas, pero es

pura ceremonia. No pones el corazón en ello. Y el animal que habita en tu interior se ríe de ti, te ridiculiza. Sabe perfectamente quién eres, dónde estás, y sabe manipularte. Puedes llevar horas enteras entonando cánticos, y si pasa a tu lado una mujer guapa, de repente se acaban los cánticos y te olvidas por completo de Dios. El olor que sale de la panadería... y adiós. Adiós a «Haré Krisna Rama» y todo lo demás. Basta cualquier cosilla. Alguien te insulta y te enfadas, el animal interior se dispone a vengarse, te encolerizas. En realidad, las personas religiosas se enfadan más que nadie, porque las demás no se reprimen. Y las personas religiosas tienen más perversiones sexuales que nadie, porque las demás no se reprimen. Habría que observar los sueños de esas personas, porque durante el día pueden reprimirse, pero no por la noche, cuando duermen...

Osho . El libro del ego .

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