«No os dejaré huérfanos, vendré con vosotros. Dentro de poco, el mundo no me verá;
pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréis tam- bién. Ese día sabréis que yo estoy en mi padre y vosotros en mí y yo en vosotros». El alma del hombre alimenta a su propio hijo. Porque, lo mismo que el padre tiene la vida en sí mismo, ha concedido al hijo tener la vida en sí mismo. Además este consolador no debe dejar en nosotros ningún huérfa- no, porque tiene la vida en sí y puede comunicarla a todos los suyos.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .