Tales imágenes, nacidas del contacto de los sentidos, atraen a ellas la materia mental más

densa y pueden reproducirse a la voluntad por los nacientes poderes de la conciencia. Esta reserva de imágenes acumuladas tiende a estimular la actividad interiormente engendrada, por el deseo de experimentar una vez más, por medio de los órganos externos, las vibraciones que han dejado un recuerdo agradable y evitar las que determinaron disgusto.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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