¿Por qué el hombre es tan insensible? Eso es bastante simple, ¿no? Cuando la educación

se limita a comunicar conocimientos preparando al estudiante para un empleo, cuando meramente sostiene ideales y le enseña al estudiante a interesarse en su propio éxito, obviamente, el hombre se vuelve insensible. Vea, casi todos nosotros carecemos de amor en nuestros corazo¬nes. Jamás miramos las estrellas ni escuchamos con delei¬te el susurro de las aguas; jamás observamos la danza de la luz lunar sobre una rápida corriente ni contemplamos el vuelo de un pájaro. No hay un canto en nuestros corazones; estamos siempre ocupados; nuestras mentes están llenas de esquemas e ideales para salvar a la humanidad, profesamos la fraternidad, y nuestro aspecto mismo la niega. Por eso es fundamental que tengamos la apropiada clase de educación mientras somos jóvenes, de modo que nuestras mentes y nuestros corazones estén abiertos, sean sensibles, apasionados. Pero esa pasión, esa energía, esa comprensión explosiva se destruye cuando tenemos miedo; y la mayoría de nosotros tiene miedo. Tenemos miedo de nuestros padres, de nuestros maestros, del sacerdote, del gobierno, del jefe; tenemos miedo de nosotros mismos. De ese modo la vida se convierte en un objeto de temor, de oscuridad, y por eso el hombre es insensible. ¿Puede uno refrenarse de hacer lo que le gusta y, no obstante, encontrar el camino de la libertad? Usted sabe, una de las cosas más difí¬ciles que hay, es descubrir lo que queremos hacer, no sólo mientras somos adolescentes, sino durante toda la vida. Y a menos que usted descubra por sí mismo lo que verdaderamente quiere con todo su ser, terminará haciendo algo que no tiene ningún interés vital para usted, y entonces su vida será desdichada; y, siendo usted desdichado, bus¬cará distracción en los cines, en la bebida, en leer innume¬rables libros, en alguna clase de reforma social y todas esas cosas. ¿Puede, pues, el educador, ayudarlo a descubrir qué es lo que desea hacer a lo largo de toda su vida, prescindiendo de lo que sus padres o la sociedad puedan querer que haga? Esa es la verdadera pregunta, ¿no? Porque una vez que descubra qué actividad ama con todo su ser, será un hombre libre; entonces tendrá capacidad, confianza inicia¬tiva. Pero si no sabe qué actividad es la que realmente ama, y se convierte en un abogado, un político, esto o aquello, no habrá felicidad para usted, porque esa profe¬sión misma llegará a ser el medio para que se destruya usted y destruya a otros. Usted tiene que descubrir por sí mismo qué es lo que en verdad quiere hacer. No piense en términos de elegir una vocación a fin de encajar en la sociedad, porque de ese modo nunca descubrirá qué actividad es la que ama. Cuando uno ama realmente lo que hace, no hay problema alguno de elección. Cuando usted ama y deja que el amor haga lo que quiera, hay una acción correcta, porque el amor jamás busca el éxito, jamás está preso en la imita¬ción; pero si entrega su vida a algo que no ama, nunca será un hombre libre. Pero el hacer meramente lo que a uno le gusta, no es hacer lo que uno ama. Para descubrir qué es lo que uno ama realmente, se requiere mucha penetración, mucho discernimiento. No empiece pensando en términos de ganarse la subsistencia; si usted descubre qué es lo que realmente desea hacer entonces tendrá un medio de vida.

Jiddu Krishnamurti . El Proposito de la Educacion .

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