«El rey dirá después a los que están a la izquierda: retiraos de mí, malditos,

e id al fuego eterno que está preparado para el diablo y para sus ángeles, pues tuve hambre y no me disteis de comer, necesité cobijo y no me albergasteis, no tuve ropa y no me vestísteis, estuve enfermo y en prisión y no me visitasteis. Y los malos le dirán: ¿Señor, cuándo te hemos negado todas estas cosas? Y él les contestará: en verdad os digo que tantas veces como habéis dejado de dar estas ayudas a los más insignificantes de estos pequeños, habéis dejado de dármelas a mí mismo, porque, al ser estos pequeños uno conmigo en sus sufrimientos, no habrían sido nada más que uno conmigo en sus alegrías, y porque, si vuestras vírgenes prudentes no colaboran en el restablecimiento del número representativo, corrigiendo las imprudencias de vuestras vírgenes irresponsables y satisfaciendo sus necesidades, contrariáis directamente el deseo, el hambre y la sed de la sabiduría eterna».

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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