De todos modos es cierto que los documentos históricos permiten distinguir tres épocas en los
principios de la alquimia greco-egipcia: 1) la época de las recetas técnicas; 2) la época filosófica, inaugurada muy probablemente por Bolos de Mendes (siglo II a. de J. C.) y que se manifiesta en los Physika kai Mystika, atribuidos a Demócrito; 3) finalmente, la época de la literatura alquímica propiamente dicha, la de los apócrifos, de Zosimo (siglos ni y iv de nuestra Era) y de los comentadores (siglos iv-vil)4. Aunque el problema del origen histórico de la alquimia alejandrina no esté todavía resuelto, podría explicarse la brusca aparición de los textos alquímicos en los comienzos de la Era cristiana como el resultado del encuentro entre la corriente esotérica representada por los Misterios, el neopitagorismo y el neoorfismo, la astrología, las «sabidurías orientales reveladas», el gnosticismo, etc. —corriente esotérica producto, sobre todo, de las gentes cultivadas, de la intelligentsia—, y las tradiciones «populares», que conservaban los secretos de oficio, las magias y técnicas de gran antigüedad. Un fenómeno análogo puede comprobarse en China con el taoísmo y el neotaoísmo, y en la India con el tantrismo y el Hathayoga. En el mundo mediterráneo estas tradiciones «populares» han prolongado hasta la época alejandrina un comportamiento espiritual de estructura arcaica. El creciente interés por las «sabidurías orientales» y las técnicas y ciencias tradicionales relativas a las sustancias, las piedras preciosas, las plantas, caracteriza toda esta época de la antigüedad, brillantemente estudiada por Franz Cumont y el reverendo padre Festugiére.
Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .