¿Es la mente capaz de experimentar esta revolución tremenda, inmediata, de modo que pueda vivir

con una calidad nueva, de modo que no exista este impulso por el placer, el cual es por completo diferente de la belleza y el florecimiento del puro gozo? El placer nunca es gozoso, porque en el placer siempre hay temor. Y una mente que no conoce el éxtasis, no puede ser libre. El placer es producto del pensamiento y el pensamiento siempre es viejo, jamás es nuevo, jamás es libre, aunque uno pueda hablar de la libertad. En ningún nivel puede el pensamiento ser libre, porque el pensamiento es la respuesta de la memoria y la memoria pertenece siempre al pasado. La memoria tiene sus raíces en el tiempo, o sea, en el pasado. Por favor, observen esto en sí mismos mientras quien les habla se refiere a ello; no se limiten a concordar o discrepar, eso no tiene ningún valor. La mente humana, que es tan asombrosamente capaz, jamás se ha puesto a averiguar por sí misma si alguna vez puede estar libre, libre esencialmente del temor, porque nos hallamos abrumados por innumerables temores. Para descubrirlo, debe uno observar los temores que tiene, no condenarlos ni reprimirlos ni escapar de ellos. En la observación no hay división entre el observador y la cosa observada. Observar los temores sin que intervenga el pasado, el “yo”, que es el observador. Traten realmente de hacerlo mientras uno habla de ello, porque esta tarde vamos a penetrar en algo muy complejo. Si no hacen esto desde el principio, no entenderán lo que vendrá al final. (No sé tampoco qué vendrá al final). Una mente atemorizada no puede ser aguda, clara, no puede estar exenta de confusión y, por lo tanto, jamás puede conocer la calidad del puro gozo, del éxtasis.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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