Con relación a la masa d materia, la doctrina enseña que la materia toda será
elevada hasta la jerarquía del hombre, cuando el hombre haya adelantado más por sí mismo. Ningún resíduo se dejará atrás después de la salvación final del hombre, resíduo del cual haya que disponer de una manera misteriosa en algún remoto depósito polvoriento de la naturaleza. La doctrina verdadera no admite concesión alguna de tal índole y al mismo tiempo no teme dar la verdadera disposición de lo que podría parecer un resíduo. Todo es elaborado y procesado hacia otros estados superiores, porque según declara la filosofía, no existe materia alguna inorgánica, sino que cada átomo es una entidad viviente y contiene el gérmen de la autoconsciencia, y ésto debe traer por resultado que algún día todo tendrá que haber sido transformado. Así que, lo que actualmente conocemos como carne humana, contiene hoy materia que en una época fue totalmente mineral, más adelante fue vegetal y hoy está refinada en átomos humanos. En un momento muy distante del actual, la materia vegetal de hoy habrá sido elevada al reino animal, y lo que nosotros ahora usamos como nuestra materia orgánica o carnal será cambiada, por transformación, a través de la evolución, en pensadores autoconscientes; y así sucesivamente, ascendiendo la escala entera hasta el advenimiento de ese período en el cual, lo que se conoce hoy como materia mineral habrá pasado al humano, y aún más allá, hasta el nivel del Pensador. Entonces, al advenimiento de otro gran período de evolución, la materia mineral de esa época será la que en la actualidad está pasando a través de sus transformaciones inferiores en otros planetas y en otros sistemas de mundos. Esto es quizás un bosquejo "fantástico" para los hombres de hoy en día, tan acostumbrados como están a ser tratados desde su nacimiento, como malos, pecadores, débiles y completos necios, que temen hasta admitir la verdad acerca de ellos mismos; pero para los discípulos de los antiguos teósofos, ésto no es imposible ni fantástico, sino lógico y vasto. Y sin duda alguna, este esquema será aceptado algún día por todos, cuando la mente de la raza occidental haya rechazado la cronología y las ideas mosáicas sobre el hombre y la naturaleza. Por lo tanto, en cuanto a la reencarnación y a la metempsicosis, nosotros decimos que estas deben ser aplicadas primeramente al Cosmos entero y no simplemente al hombre. Pero como el hombre es el más interesante objeto para sí mismo, consideraremos en detalle la reencarnación desde el punto de vista que a él atañe. Esta es la más antigua doctrina y es ya aceptada por más seres humanos que el número de aquéllos que la repudian. Casi todos los millones de habitantes en Oriente aceptan esta doctrina; la misma fue enseñada por los griegos; un gran número de chinos cree actualmente en ella, lo mismo que sus antepasados; los judíos la consideraban cierta y no ha llegado a desaparecer de su religión; y Jesús, a quien se le llama fundador del Cristianismo, también creyó y enseñó esta doctrina. En la iglesia Cristiana primitiva también era conocida y promulgada, y los más preeminentes entre los padres de la iglesia la creían y promulgaban.
William Judge . El Oceano de la Teosofia .