El hombre busca experimentar otra cosa que la corriente experiencia cotidiana. Estamos aburridos o hartos

de todas las experiencias que hemos tenido de la vida y esperamos capturar alguna experiencia que no sea producto del pensamiento. La palabra “experiencia” significa “pasar por”, llevar a cabo algo y terminarlo, no recordarlo y continuar con ello. Pero nosotros no hacemos eso. Para reconocer una experiencia ya tenemos que haberla conocido, no es algo nuevo. De manera que una mente que reclama experiencias distintas de la mera experiencia física o psicológica, algo que sea mucho más grande y esté por encima de todo esto, experimentará su propia proyección y, por consiguiente, seguirá siendo materialista, mecánica, un producto del pensamiento. Cuando uno ya no reclama ninguna experiencia, cuando ha comprendido todo el significado del deseo, el cual, como lo hemos investigado muchas veces, es sensación más pensamiento y su imagen, entonces no hay distorsión ni ilusiones. Sólo entonces la mente, la estructura total de la conciencia, estando libre, puede ser capaz de mirarse a sí misma sin ningún movimiento que distorsione, sin esfuerzo. La distorsión ocurre cuando hay esfuerzo, ¿correcto? El esfuerzo implica un “yo” y algo que ese “yo” va a alcanzar, una división entre el yo y eso. La división engendra, invariablemente, conflicto. La meditación surge solamente cuando hay una completa terminación del conflicto. Por lo tanto, donde hay esfuerzo, práctica, control, ninguna forma de meditación tiene sentido. Por favor, no acepten lo que dice quien les habla. Estamos examinando juntos; por lo tanto, es importante que no acepten lo que se dice sino que lo examinen por sí mismos. Debemos, pues, investigar el problema del control. Desde la infancia se nos educa para controlar todo el proceso de controlar nuestros pensamientos-. En el control están el controlador y lo controlado, el controlador que piensa que es diferente de aquello que desea controlar. De ese modo, se ha dividido a sí mismo y, en consecuencia, siempre hay conflicto. O sea, que un fragmento del pensar se dice a sí mismo: “Debo controlar otros fragmentos del pensar”, pero el pensamiento que dice eso es él mismo una parte del pensar. El controlador es lo controlado, el experimentador es lo experimentado, no son dos entidades o movimientos diferentes. El pensador es el pensamiento; no hay pensador si no hay pensamiento. Esto es muy importante, porque cuando se ha comprendido completamente, a fondo, no de manera verbal o teórica sino factual, entonces el conflicto llega a su fin. Cuando uno comprende esto profundamente como la verdad, como una ley, entonces se termina todo esfuerzo, y la meditación puede surgir sólo cuando no hay esfuerzo de ninguna clase.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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