Ésa era el espíritu de las tres tentaciones con que atacó al reparador: bajo la
apariencia de la devoción y de la fe, lo único que pretendía era hacer que descendiesen las virtudes divinas hasta su región y hacer que se utilizasen en prácticas falsas, para que sus frutos sirviesen para sus propósitos avarientos y criminales. Ésa era, digo yo, la intención de aquellas tres tentaciones, ya que, como el príncipe de las tinieblas no camina a la luz, no puede conocer más que el mismo camino erróneo que ha seguido desde el principio y atacaba al reparador, lo mismo que atacó al primer hombre y como ataca cada día a todos los mortales.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .