NADIE QUIERE QUEDARSE CON LO FEO, AUNQUE SEA UN CAMELLO, POR NO HABLAR DE UNA

MUJER FEA. La mujer intenta por todos los medios ser guapa, o al menos parecer guapa. Y una vez atrapado en sus encantos, la mujer empieza a escapar del hombre, porque en eso consiste el juego. Si tú empiezas a escapar de ella, ella se acercará a ti, empezará a perseguirte. En el momento en que tú empiezas a perseguirla, ella empieza a escapar. ¡Así es el juego! No es amor, es algo inhumano, pero es lo que ocurre y lo que lleva ocurriendo desde hace siglos. Hay que andarse con cuidado. Toda persona tiene una tremenda dignidad, y nadie puede quedar reducido a un producto, a un objeto. Respetad a los hombres, respetad a las mujeres, porque ambos son divinos. Y olvidaos de la vieja idea de que es el hombre quien le hace el amor a la mujer: es una estupidez. Parece como si el hombre fuera el ejecutor y la mujer estuviera ahí para que le hicieran algo. Incluso en el lenguaje, a veces se presenta al hombre como quien hace el amor, como el que actúa, mientras que la mujer solo está ahí como receptora pasiva. No es cierto. Ambos se hacen el amor mutuamente, ambos son ejecutores, ambos participan, y la mujer a su manera. La receptividad es su forma de participar, pero participa tanto como el hombre. Y que no crea el hombre que solo él le hace algo a la mujer; también ella le hace algo al hombre. Ambos hacen algo inmensamente valioso. Se ofrecen el uno al otro, comparten sus energías. Ambos os ofrecéis en el templo del amor, en el templo del dios del amor. Es el dios del amor quien os posee a los dos, en un momento sagrado. Camináis por terreno sagrado. Y después, la conducta de las personas tendrá un carácter completamente distinto.

Osho . El libro del ego .

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