Es necesario que esta obra santa se produzca en nosotros, para que podamos decir que

estamos admitidos en la categoría de los sacrificadores del eterno. El arca sania está en cautividad en nosotros. Impíos, que no saben distinguir la luz de las tinieblas, la retienen en sus moradas de iniquidad, le hacen mil ultrajes, no se contentan con ponerla al mismo nivel de sus falsas divinidades y quieren que sirva de escarnio para ellas, quieren que sea su esclava, quieren que sea como si no fuese nada ante divinidades que no son más que la nada.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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