El cuerpo, considerado como un conjunto de carne, huesos, músculos, nervios, sustancia cerebral, bilis, mucosidades,

sangre y piel, es objeto de un cuidado exclusivo para un excesivo número de personas, quienes hacen de él un dios porque han llegado a identificarse a sí mismos con él, refiriéndose únicamente al cuerpo cuando dicen "yo". Cuando es abandonado, el cuerpo queda exento de sensación y en tal caso actúa únicamente por acción refleja e impulso automático. Esto lo observamos durante el sueño, porque entonces el cuerpo asume actitudes y efecuta movimientos sin el consentimiento del hombre despierto. El cuerpo se asemeja a nuestra madre tierra, en que está formado por un número de "vidas" infinitesimales. Cada una de estas vidas es un punto de sensitividad. No hay allí tan sólo microbios, bacilos y bacterias, sino que éstas están compuestas de otras vidas y ésas de otras aún más diminutas. Estas vidas no son las células del cuerpo, sino que forman dichas células, manteniéndose siempre dentro de los límites asignados a la célula por la evolución. Estas vidas están siempre en rotación y moviéndose conjuntamente por todo el cuerpo, encontrándose tanto en espacios aparentemente vacíos, como también en donde se ve carne, membranas, huesos y sangre. Se extienden igualmente hasta una distancia determinada, más allá de los límites exteriores actuales del cuerpo.

William Judge . El Oceano de la Teosofia .

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