Son estos tiempos silenciosos y regidos por la prudencia y el aislamiento los que preparan
al hombre para cumplir algún día su misión con éxito, para la gloria de su señor, para beneficio de sus propios hermanos y para el progreso del reino del Señor, llenándose así día a día de las fuerzas necesarias para ir a atacar a los enemigos de la verdad y arrojarlos a sus precipicios tenebrosos. Por eso San Lucas nos dice que el reparador, esperando la hora de la consumación, pasaba sus días dedicándose a la oración en el desierto. Además. Moisés. que debe considerarse como uno de los precursores de este reparador Divino, pasaba sus días en el desierto de Madián, hasta el momento en que recibió del Señor la orden de ir a liberar a sus hermanos y de pedir al Faraón que dejase salir libremente al pueblo de Dios, para que pudiese ofrecer sus sacrificios al Eterno.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .