Es el siglo veintiuno, y un hombre va a un médico. Le preocupan sus ojos;

se está haciendo viejo. Y el médico le pregunta: «¿Cuál de sus ojos le está creando problemas?» Y él dice: «Mi ojo derecho.» El médico dice: «Lo siento, tendrá que ir a algún otro doctor, porque yo sólo me especializo en los ojos izquierdos.» Va a suceder. Ya está sucediendo. El hombre ya no es una unidad; hay tantos especialistas. Nadie piensa en el hombre en su conjunto, como una totalidad. Éste es uno de los mayores problemas que está afrontando la ciencia médica, y tiene que afrontarlo y encontrar una solución, porque no se considera al paciente como una unidad. Si tiene un problema en la cabeza, entonces hay que considerar a la cabeza como una parte separada y simplemente darle alguna medicina, aspirina o algo. Nadie se preocupa por todo el sistema..., porque la aspirina irá primero al estómago, no puede ir directamente a la cabeza. ¿Qué le va a suceder al estómago? Nadie se preocupa por eso. El hombre es una unidad. No puedes tratarte como a una máquina. Si hay algo mal en tu coche, vas al garaje, le cambian la parte, porque la máquina no tiene alma, es tan solo la suma de sus partes. ¿Y qué es un alma? El alma significa que hay algo más que la suma total de sus partes: hay una unidad detrás. La ciencia médica moderna está tropezando con esto inmensamente, y la razón de ello es que todas estas ciencias han sido desarrolladas por hombres. Falta el impacto de la mujer, porque la mujer siempre universaliza. Ella piensa en términos de unidades, nunca piensa en términos de partes. Una mujer nunca es matemática, no puede serlo. Todo su enfoque es holístico. Ése es el significado de esta afirmación hecha hace veinticinco siglos. Todavía es contemporánea.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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