Se nos da poca instrucción sobre los cuidados que se deben prestar a la infancia.
Sin embargo, hombre, este tiempo va a ser para tu hijo el más precio- so de su vida, porque tú vas a ser, al mismo tiempo, tu hijo, tu padre, tu madre, todos tus servidores dedicados al más sublime de todos los trabajos. Que este hijo recién nacido se convierta para ti en el objeto de tus cuidados más cons- tantes. Este hijo es amor y es amor Divino y todas las luces que se desarrollen en él no le llegan si no es por este mismo camino o, yo me atrevería a decir, por su nombre. Será una forma de hacerlo hombre en una época en la que tantos hombres no sólo son todavía niños o no han nacido todavía, sino que ni siquiera están aún concebidos, sin contar los que nacen por aborto ni los que han muerto después de mucho tiempo por otros mil accidentes, aunque los veas que caminan delante de ti, que están bien y que realizan perfectamente todas las funciones visibles del hombre.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .