El abrirse el alma a los valores del espíritu no está en nuestro poder en

un momento determinado; esto viene solo por la iluminación interna cuando, merced al esfuerzo desinteresado de superación, se ha conseguido determinado grado de "evolución anímica". El sentimiento de Dios o del aspecto divino del propio "Yo" (Cristo en nosotros) no se puede comunicar por enseñanza; es decir, no se puede iniciar a otro. La intuición de los valores absolutos se despierta en nosotros solamente por esfuerzo personal o por la "gracia de Dios". Por esto dijo Cristo: "Aunque soy yo el que da testimonio de Mi, mi testimonio es veraz"; frase que tiene otras frases gemelas en la literatura religiosa, como aquellas de "No hollarás el Sendero mientras no te conviertas en el Sendero mismo" ("Luz en el Sendero"), "Nadie sabe lo que es el Gral. como no venga conducido por el Gral. mismo" ("Parsifal"), "Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va" (Romance del "Infante Arnaldos"); etc.

Eduardo Alfonso . La iniciación .

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