El abandono es uno de los aspectos, la iluminación es la otra cara de la
moneda. Es la misma puerta. Cuando entras, en la puerta dice: "Abandono." Cuando has entrado y vuelves la vista atrás, en la puerta está escrito: " Iluminación." ¡Es la misma puerta! De un lado es la entrada, del otro la salida. Por eso se insiste tanto con el abandono: samarpan. La relación es muy compleja, porque existe sólo uno. El otro de la relación no está allí. Por eso, todos los juegos que hagas con un maestro, en realidad, son tus juegos. Estás jugando, es un juego de paciencia. El otro sólo está viéndote jugar. Cambias de táctica: pruebas de una y otra forma. Pruebas muchos caminos, pero innecesariamente, porque el único intento que valdrá la pena es el abandono. Todo lo demás sólo te prepara para llegar a un momento de descubrimiento en el cual ves todo el absurdo de cualquier esfuerzo, y lo dejas de lado. Se utilizan muchas técnicas. Esas técnicas en verdad no van a servir. Sólo te ayudarán a darte cuenta de que tienes que entregarte. Sólo te demostrarán la futilidad de todo esfuerzo. Pero juegas un juego. Sigues cambiando tus tácticas. El yo usa todo tipo de estrategias: para el yo, es un problema de vida o muerte. Te engañará, te engañará permanentemente. Y el yo es un perfecto racionalista. Cuando engaña, te da razones. No puedes discutir con él; si tratas de hacerlo, serás derrotado. De ahí la supremacía de la fe y la confianza. Sólo una persona de fe puede abandonarse; sólo una persona de fe puede llegar al punto máximo de la existencia, al clímax del placer. Vive donde está Dios, o donde está el todo. Entonces, Dios o el todo: dondequiera que encuentres que el todo te ha colocado, quédate allí.
Osho . El Dios de todos .