Sin embargo, este hombre natural que hay todavía en ti y que no estará ciego

ante las injusticias que se cometerán interiormente contra ti, se separará de tus acusadores y dirá, como Pilatos cuando hizo que le llevasen agua y se lavó las manos ante el pueblo: soy inocente de la sangre de este justo. En vano se opondría a tu condena y en vano dirían los reyes de la tierra, al mismo tiempo que te despreciasen como Herodes despreció al reparador, que no en- cuentran en ti nada que merezca la muerte; en vano ofrecerían tu liberación con motivo de la pascua, siguiendo la costumbre de que el gobernador liberase a un criminal por aquellos días. Tus enemigos interiores no se contentan con acusarte como criminal, sino que además quieren que seas crucificado como tal, mientras que, a cambio, quieren que se libere a Barrabás, es decir, ellos quieren que el indulto caiga sobre el culpable y todo el furor de la venganza, que ellos llaman justicia, sobre el inocente.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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