Es posible que haya en vosotros algunos seres de deseo que, como San Juan, después
de conocer en su prisión las obras que realizáis, envíe a alguien para preguntaros si sois el que debe venir o si hay que esperar a otro. Vosotros les contestaréis lo mismo que el reparador respondió a San Juan: «Id a decir a Juan lo que estáis oyendo y lo que estáis viendo. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos se curan, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anun- cia el Evangelio a los pobres ¡dichoso el que no haga de mí objeto de escándalo y de pecado!» Pero vosotros diréis además, al hablar de este ser de deseo que será enviado a vosotros: «¿Qué habéis ido a ver al desierto? ¿Un junco movido por el viento? ¿Un hombre vestido con lujo y molicie? ¿Un profeta? Si, en verdad os digo y más que un profeta, porque de él es de quien está escrito, envío por delante de mí un ángel que os preparará el camino; yo os digo en verdad que, entre todos los que han nacido de mujer no hay ninguno más grande que Juan el Bautista; pero el que es más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .