Empero; si la «Doctrina del Corazón» es de un vuelo excesivamente elevado para

ti; si has menester de auxilio para ti mismo y temes ofrecérselo a los demás, entonces, oh tú de corazón tímido, sábelo con tiempo, conténtate con la «Doctrina del Ojo» de la Ley.

H.P. Blavatsky . La voz del silencio .

Índice