Hombres poco reflexivos, enseñáis que los hombres enemigos de la verdad vendrán a perseguir a

los pueblos cristianos, lo mismo que en otros tiempos las naciones paganas vinieron a perseguir y atormentar al pueblo judío; pero ¿dónde están los pueblos cristianos para que se les pueda atacar físicamente? ¿Es en las circunscripciones locales en las que podéis establecer un nombre semejante? Vosotros mismos, que lleváis el nombre de cristianos, ¿cuáles son las partes de vuestro ser que merecen de verdad ese nombre? ¿No os dais cuenta de que ese pueblo elegido está diseminado por todas las subdivisiones de vuestra existencia corrompida y tenebrosa, lo mismo que el pueblo judío está subdividido bajo vuestros ojos entre los gentiles y entre todas las naciones bárbaras e impías que componen el globo? Pues lo mismo ocurre con el pueblo cristiano, que está diseminado por todas las regiones, por todos los climas, por todas las naciones, por todos los pueblos. Su fuerza está demasiado dividida para llegar a levantar la envidia de sus enemigos y éstos no perturban su paz, mientras no se les dé una disculpa y una ocasión para perseguirlo y atacarlo.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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