En cuanto al estado «caótico» alcanzado por la meditación e indispensable a la operación alquímica,

interesa por varias razones a nuestra investigación. En primer lugar, la semejanza entre este estado «inconsciente» (comparable al del embrión o del huevo) y la materia prima, la massa confusa de la alquimia occidental, sobre la que más adelante insistiremos. La materia prima no debe ser entendida únicamente como una situación primordial de la sustancia, sino también como una experiencia interior del alquimista. La reducción de la materia a su condición primera de absoluta indiferenciación corresponde, en el terreno de la experiencia interior, a la regresión al estado prenatal, embrionario. El tema del rejuvenecimiento y de la longevidad por el regressus ad uterum constituye un leit-motif del taoísmo. El método más empleado es el de la «respiración embrionaria» (t'ai-si). Pero el alquimista obtiene también ese estado de embrión mediante la fusión de los ingredientes en su horno. Un texto del taoísmo moderno sincretista se expresa en estos términos: «por eso es por lo que el (Buda) Jou-lai (= Tathagata), en su gran misericordia, ha revelado el método del trabajo (alquímico) del Fuego y ha enseñado a los hombres a penetrar de nuevo en la matriz para rehacer su naturaleza (verdadera) y (la plenitud de) su parte de vida» (citado por R. Stein, p. 97).

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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