Se estaba entonces en el siglo VI antes de la era cristiana; y es de

destacar que en ese siglo se produjeron cambios considerables en casi todos los pueblos, de suerte que lo que pasó en China entonces parece deber ser vinculado a una causa, quizás difícil de definir, cuya acción afectó a toda la humanidad terrestre. Lo que es singular, es que ese siglo VI puede ser considerado, de una manera muy general, como el comienzo del periodo propiamente «histórico»: cuando se quiere remontar más lejos, es imposible establecer una cronología siquiera aproximada, salvo en algunos casos excepcionales como lo es precisamente el de la China; a partir de aquella época, al contrario, las fechas de los acontecimientos son por todas partes conocidas con una suficiente exactitud; con seguridad que hay ahí un hecho que merecería alguna reflexión. Los cambios que tuvieron lugar entonces presentaron por otra parte caracteres diferentes según los países: en la India, por ejemplo, se vio nacer el budismo, es decir, una revuelta contra el espíritu Tradicional, que llegó hasta la negación de toda autoridad, hasta una verdadera anarquía en el orden intelectual y en el orden social; en China, por el contrario, es estrictamente en la línea de la Tradición como se constituyeron simultáneamente las dos formas doctrinales nuevas a las cuales se dan los nombres de taoísmo y de confucianismo.

Ariza Francisco . Apercepciones sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo .

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