En un libro esotérico muy antiguo -tan antiguo que no es posible asegurar su fecha-
hallamos una ilustradora de¬finición del hombre, de acuerdo con el concepto que estamos explicando. Define al hombre como "la Vida y las vidas". Hemos visto que el átomo es una vida que se manifiesta por intermedio de una minúscula esfera, de la cual es el centro. Vimos también que toda forma mineral, vegetal y animal, es un conglomerado de vidas. Pasemos a la siguiente etapa de la gran escala de evolución, y hallaremos que el ser hu-mano es la lógica secuencia de estos precedentes desarrollos. Primeramente, la sustancia primordial que en esen¬cia es energía inteligente; después la materia atómica, con toda su variada actividad, formando la combinación elemen¬tal; luego la forma o conglomerado de átomos, hasta llegar al que mora en la forma, que no sólo es de activa inteligen¬cia e inherente atracción y amor, sino también resuelta vo¬luntad. El "morador interno" tomó posesión de la forma cuando ya tuvo cierto grado de preparación y las vidas com¬ponentes habían alcanzado cierta capacidad vibratoria. Aho¬ra la está utilizando y repite dentro de su propia esfera de influencia, la obra de un átomo de materia, aunque no se manifiesta de una manera ni dos, sino de tres. Por lo tanto, en el hombre tenemos realmente y en verdad, lo que el cris¬tiano llama "imagen de Dios". Para todos los pensadores debe ser evidente que la única manera de conocer a Dios es por el estudio de Su naturaleza o Su cualidad síquica. Sabe¬rnos que Dios es inteligencia, que es amor, o la gran fuerza atractiva del sistema solar y la enorme voluntad o propósito detrás de todo lo manifestado. Las Escrituras del mundo re¬presentan a la Deidad bajo estos tres aspectos y Se manifies¬ta triplemente en la naturaleza.
Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .