Estas ocupaciones y estos cuidados del hombre nuevo son tan urgentes y tan importantes, que
va a quedarse todavía algún tiempo más en el desierto, para consolidar los cimientos de la obra. Si ha recibido el nacimiento espiritual, si se ha nutrido con el verbo hasta la edad de su misión, era por su propia conveniencia y por su satisfacción. Ahora tiene que pensar en la obra de su maestro. Tiene que cerrar la puerta inferior del corazón del hombre, después de haber echado de él al enemigo, de tal modo que se pueda abrir la superior sin inconvenientes y sin temor a estas horribles prostituciones que no deja de proyectar y maquinar este enemigo por todos los medios que hay a su alcance.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .